Hace 77 años, en la noche del 10
al 11 de agosto de 1936, Blas Infante Pérez, Padre de la Patria Andaluza, caía
asesinado por el fascismo. Como el asesinato de tantos otros luchadores
antiimperialistas, anticapitalistas, libertarios y comunistas andaluces/zas en
esos días su muerte pretendía exterminar
a un andaluz destacado entre la disidencia política que amenazaba el “orden y
la unidad de España”.
El asesinato de Blas Infante
supuso la respuesta lógica del estado capitalista español a sus proposiciones
políticas. Unas propuestas tan peligrosas que aún en pleno siglo XXI muchos
andaluces/zas son multados, procesados y puede que en el futuro encarcelados
por intentar llevarlas a cabo. El cuestionamiento de la estructura de la
propiedad, cuando pedía por ejemplo la reforma agraria, y del ordenamiento político
del estado, cuando escribía “declarémonos separatistas de este estado que
conculca sin freno el fuero de la justicia”, sitúan las posiciones políticas de
Blas Infante radicalmente del lado del pueblo andaluz. Un hecho que le costó la
vida aquella noche de agosto.
El peligro de Blas Infante para
el españolismo, radicaba y radica en propagar un mensaje que aunaba y aúna la
lucha soberanista y anticapitalista, contra la esclavitud nacional y la
asalariada, en un mismo combate global y libertador del Pueblo Trabajador
Andaluz. La sentencia, dictada tras su asesinato por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas español, en 1940, avalaba esta ejecución vil de
Blas Infante por su carácter “andalucista y revolucionario”. Su preocupación
por formar y hacer participe del proyecto andalucista al Pueblo Trabajador
Andaluz y su práctica política unitaria con libertarios, marxistas y otras
fuerzas transformadoras andaluzas, prefiguraba un peligroso precedente en el
que la revolución social se aglutinaba con el deseo de la liberación de Andalucía
como nación oprimida.
En pleno siglo XXI el pensamiento
de Blas Infante es un incómodo testigo de la dependencia y el subdesarrollo
andaluz para aquell@s que nos gobiernan sea desde Sevilla, Madrid o Bruselas.
Por eso seguimos sin que haya una sola mención a su memoria en la Plaza Jaúregui
de Sevilla, donde se situaba el cine que sirvió de cárcel antes de su
asesinato. Por eso se esfuerzan en ocultarlo, dulcificando su pensamiento y
adulterando sus postulados rupturistas con el papel que le otorga el capital
transnacional a Andalucía.
Blas Infante contaba como siendo
un niño, a finales del siglo XIX, se estremecía viendo a los jornaleros hacer
cola por un plato de comida en “la puerta de la guiropa” en Archidona. Este año 2013 el
gobierno de la Junta, mientras ha recortado su presupuesto en sanidad, educación,
bienestar social o violencia de género, ha puesto en marcha una nueva “puerta
de la guiropa” con un decreto que dará una comida al día al alumnado andaluz en
riesgo de exclusión social.
Blas
Infante condenó los asesinatos de Casas Viejas del gobierno republicano y su
Guardia de Asalto. Hoy l@s trabajadores/as andaluces/zas que se siguen alzando
contra los gobiernos injustos y la
desigualdad social siguen siendo perseguidos, procesados por decenas y
condenados. Mientras el patrimonio agrario andaluz requisado por el gobierno
franquista sigue en manos privadas sin que su legítimo propietario el pueblo
andaluz pueda hacer uso de él.
Blas Infante fue un luchador por
la soberanía de Andalucía, reclamando el cumplimiento del primer artículo de la
Constitución de Antequera de 1883: “Andalucía soberana, constituída en
democracia republicana”. Porque no habrá una Andalucía libre sin el poder político
que le garantice el ejercicio de su libertad y lo preserve de aquellos que
quieren convertir nuestra tierra en finca de su propiedad.
Por todo ello nos damos cita este
77º aniversario del asesinato del Padre de la Patria Andaluza. Para recordar su
pensamiento y su práctica política. Para que no se olvide al que estuvo siempre
del lado de l@s obrer@s andaluces/za, de la lucha por la liberación de Andalucía
y contra aquellos que nos explotan.